Jueves de biblioteca

El jueves nuestros pequeños estuvieron en la biblioteca tratando de convertirse en escritores y lectores de éxito. De este modo, nos dejaron escritos tan interesantes como los que veremos a continuación. 

De los súper escritores Izan y Jero tenemos el relato "El otoño":

El otoño llegó a los bosques de Valdecuescos y los árboles se quedaron sin hojas, aunque un roble aún tenía hojas.El roble que tenía hojas se burlaba de los demás robles, pero un leñador lo vio y lo taló.



Años después, volvió a salir en el otoño de 1978 y se le cayeron las hojas. A los demás árboles, sin embargo, tenían unas hojas preciosas y el roble tenía miedo de que le hicieran bulling. Cuando pasó el otoño el seguía sin tener hojas y ninguna ardilla se subía en él, pero de pronto apareció un duende y se hizo una casa en su tronco...



... pero cuando hizo la casa, el árbol se troncho espachurrando al duende. Entonces, cuando el duende se iba a morir soltó unos polvos que les revivieron a los dos.Cuando revivieron, el duende cogió una bellota y tronchó definitivamente el roble. Se llevó la bellota al patio de su casa donde hizo un agujero y metió la bellota. Días después, salió un pequeño roble y en 1985 se hizo un roble muy alto desde donde se podía ver todo Valdecuescos. Pero hubo un incendio y el árbol tenía miedo de quemarse y el duende le abandonó. Pasados unos días, el incendio se apagó y el duende volvió con el árbol y le regó,el árbol se puso muy contento aunque estaba un poco enfadado porque el duende le abandonó en medio del incendio.Además, todos los habitantes de Valdecuescos estaban muy asustados porque...

(continuará)



De los escritores de éxito, Iago y Eva nos llega un relato titulado "El árbol":

Había una vez un pueblo llamado Villa Conejo donde había un árbol hueco. Un día unos niños del pueblo fueron a jugar al árbol y resulta que el árbol tenia un agujero por el que se podían meter; entonces, uno de los niños se metió y trepo por dentro. Cuando llegó arriba llamó a los otros niños y ellos se metieron y subieron arriba: los tres vieron todo el pueblo.


Se hizo la noche y los niños se fueron a casa. A la mañana siguiente los niños fueron al árbol y se hicieron una cabaña con palos, paja y una sábana.Y se fueron a su casa. Al día siguiente no fueron al árbol porque cada uno empezaba el curso en un instituto diferente aunque continuaron yendo todos los demás días.




Pasaron dos años, y hubo un incendio en el árbol: se quemó la cabaña y la hierba de alrededor. Tras un par de días, el incendio se apagó. Entonces, los niños fueron y vieron el árbol quemado. Se pegaron un gran disgusto: toda la cabaña estaba quemada, el árbol quemado y todo quemado. Se pusieron muy tristes, con lágrimas en los ojos de ver todo negro, sin vida, sin color... y se prometieron plantar un árbol tan grande como el que había...


Y resulta que en el pueblo había una tienda donde tenían polvos mágicos de colores. Los niños fueron a la tienda y encontraron que había de color rojo y amarillo, que eran para las flores, luego estaba el de color marrón y verde que eran para las plantas y árboles. Cogieron el marrón y verde, se fueron al árbol quemado y allí los echaron. Los colores se iban viendo poco a poco y al árbol le iban saliendo las ramas. Pero era todavía más increíble... ¡la cabaña también se fue arreglando sola!

Los niños estaban saltando de alegría por que el árbol estaba como nuevo, ¡eran súper felices!

FIN



De nuestro gran escritor, Yago, nos llega el relato titulado "El caballero de la mano en el pecho":

Yo era un mendigo que vivía en una casa que tenía el techo roto. Tenía una mujer y 2 hijos y un perro llamado Pancho. Luego, cuando ya no nos quedaba dinero decidí pintar cuadros, los primeros me salieron muy pochos, pero al cabo de los años resistiendo conseguí un cuadro magnífico, era el caballero con la mano en el pecho. Yo no sabía que se iba a hacer tan famoso y que lo vieran tantas personas.  Estoy muy orgulloso de haberlo pintado.

Después de pintarlo, tenía tanta popularidad que lo vendí por millones y entonces me hice rico y conseguí un coche, una casa civilizada, ropa y una caseta para Pancho.  Al hacerme tan rico tenía muchas pinturas y entonces decidí pintar más para hacerme mar poderoso. Al cabo de los años seguí pintando y he conseguido una mansión, tres deportivos, una limusina, dos sirvientes y una caja fuerte.


Pero un día me robaron  todo mi dinero y tuve que vender la mansión. Mis hijos ya de 18 años me regañaron por tener la caja fuerte abierta, y entonces se fueron de casa y mi mujer se fue con Pancho y ellos. Entonces me quedé sin nada y tuve que trabajar de barrendero en las calles. Cundo ya tenía 50 años me arrepentí de lo que había hecho. Intenté localizar a mi familia pero no la encontré por ningún lado. Entonces caí en el mundo de los tranquilizantes.



Ya con 55 años mi familia me encontró debajo de un cartón. Se arrepintieron de irse de casa y me llevaron con ellos. Como aun podía trabajar montamos un restaurante. 


Trabajamos y trabajamos pero teníamos mucho trabajo e intentamos llevar el restaurante 1 año o 2, pero no podíamos. A finales de Septiembre mi hijo se rompió el brazo en un accidente y entonces tuvimos que cerrar el negocio.

Esperamos a su recuperación casi medio año y cuando terminó su recuperación e intentamos reabrir pero como no nos iba muy bien le tuvimos que pedir dinero al banco. 

Seguíamos con el restaurante y al mes o dos cerró un negocio de otra persona y entonces venían más personas al nuestro. Teníamos tanto trabajo que tuvimos que contratar a más empleados. Contratamos 2, un chico y una chica. La chica trabajaba muy bien, pero el chico era un poco vago. Yo me divertía trabajando pero lo llevamos tantos años que llegué a los sesenta y cinco.

Teníamos un dilema, por un lado yo quería jubilarme y por otro no. Pero decidimos que con el dinero de la jubilación podíamos pagar otro empleado. 



Yo ya tenia 71...

(Continuará)



De nuestra crítica literaria, Melisa, nos llega el siguiente resumen y opinión del célebre cuento de los hermanos Grimm "el doctor Sabelotodo":


Un campesino se quiere hacer rico y se toma enserio una broma del doctor. Así que, se hace pasar por un doctor sabelotodo y pone una placa en su puerta con este nombre. De repente, un señor al que le han robado su dinero le pide ayuda.

Cangrejo, el falso doctor, va con su mujer a la mansión del señor y se sientan a comer. Entonces, resulta que el camarero es uno de los ladrones y sus compinches el resto del servicio. Según iban sacando los platos: primero, segundo... Cangrejo iba diciendo: ahí está el primero, el segundo...  Los ladrones, entonces, se creían que se refería a ellos y estaban muertos de miedo y confesaron el robo pidiendo que no les denunciase. Cangrejo encontró el dinero como si fuera un adivino y no delató a los ladrones pues no era parte del trato inicial. Al final, se hace famoso por varias casualidades y un poco de cara que le echaba. 




Opinión personal: me ha gustado porque el niño pone de su parte aunque la gente no piensa.


¿Que os han parecido? ¡Decidnos vuestra opinión! 

Esperamos que os hayan gustado y que sigáis leyéndonos todos los jueves. 

¡Un saludo!


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